Drama histórico ubicado en Dinamarca y cuidadosamente ambientado. El rey Cristian VII es un palurdo tarambana que se casa con la culta y delicada Carolina Matilde. Controlado el gobierno por el concejo de nobles, conservador hasta las trancas, todo cambiará con la llegada a la corte de Johann Struensee, un médico alemán con ideas ilustradas que lo pondrá todo patas arriba, incluida a la reina. Literalmente.

Cuando los daneses se ponen las pilas en lo que a recreaciones históricas se refiere hay que girar la vista hacia ellos. El diseño de producción es impecable y el trabajo de reconstrucción histórica, intachable. Cuán fiel a la historia real sea la película solo los historiadores daneses lo saben, pero se parece bastante a lo que hay en Wikipedia. La tan ancestral y a la vez tan de actualidad pelea entre tradición y modernidad, progresismo y conservadurismo, atascarse o avanzar. La película claramente toma partido, y describe a los nobles de la corte como una chusma de egoístas, corruptos y aferrados al poder que manipulan a su antojo al rey, mientras que Struensee es dibujado como alguien de intenciones sanas e ideas revolucionarias que intenta sacar a Dinamarca del medievo. Y mientras se beneficia a la insatisfecha e infeliz reina.

Alicia Vikander está deliciosa como Carolina Matilde y Mads Mikkelsen tan sobrio como acostumbra en el papel de Struensee. El resto del elenco está a la altura. La mayor pega es una excesiva duración y un tono quizá en exceso plano durante toda la función. Se pasa de sobria, le falta garra y le sobra formalismo. Es por eso que no le doy un 7, pero para los interesados en la historia europea no debería ser un problema.