Como todo político, decepcionante. Al menos esa coherencia hay que valorarla. Pero es lo único a valorar de esta serie.

No sé si me ha decepcionado por las buenas críticas que había leído sobre ella, o me hubiera decepcionado igual sin haberlas leído.

Cuatro capítulos he visto (media temporada) y me he dormido en todos. No hay nada que me atraiga o me despierte el más mínimo interés de esta serie.

He leído alabanzas a los trabajos de Deutch y Lange. No digo que trabajen mal. Pero es que hay tal fallo de guion, y están rodeadas de tanta mediocridad, que no vale de nada.

Una vez alguien me dijo que si una serie no te engancha desde el capítulo uno, no es para tí. A mí me gusta dar más oportunidades. Pero tras cuatro capítulos de una temporada de ocho, os puedo decir con sinceridad que me importa un comino todo sobre esta serie: no me importa lo que le pase al protagonista, y mucho menos al resto de personajes, no me he reído ni una vez, no me han emocionado los momentos supuestamente emotivos. Los personajes me han parecido de una total ausencia de carisma. No empatizo con nadie ni con nada.

He visto esa trama de mezclar política con melodrama adolescente como partes de otras series, con mejor resultado. Me preguntaba cómo iban a sacar una serie entera de una trama así, centrada en una elección de instituto. De hecho pensaba que sería una miniserie, y cuando me enteré que había segunda temporada, no entendía como se podía alargar tanto. Bueno, mi pregunta ha sido respondida: no se puede, y la prueba es este tostón insustancial, absurdo, aburrido, sin carisma, ni humor, ni drama, ni nada.