Estamos ante una película que intenta distinta, en la que empezamos viendo cómo el personaje que interpreta Bruce Willis es el único superviviente de un accidente de tren. Casualidad? No lo cree así un especialista en comics, su teoría es que se trata de una especie de héroe, invulnerable.

Es una película de ritmo lento, en el que todo el rato iremos dudando sobre si realmente se trata de un héroe con poderes o simplemente lo que sucede es fruto de la casualidad. Una película en la que poco a poco nos meteremos en la vida familiar del protagonista, además de ver la de su descubridor a modo de flashabacks.

Es un auténtico gustazo ver ésta especie de tratamiento realista del mundo de los comics de superhéroes, una cinta corta, muy cuidada y que te deja en vilo hasta su estupendo final (que decanta la balanza y hace que la cinta en su conjunto te guste, incluso te invita a verla otra vez).

Eso sí, no esperéis una película normal: a veces parece que vaya todo a cámara lenta, con escenas que otros directores hubieran despachado de forma mucho más rápida. Pero precisamente en éste ritmo y en ésta puesta en escena está gran parte del fuerte de la película.

Los actores mucho más que correctos, con Bruce Willis demostrando que es capaz de actuar más allá de sus papeles de tipo duro y con un Samuel L. Jackson a un gran nivel.

Como curiosidad decir que el director había pensado en ésta historia como la primera parte de una trilogía, pero la baja taquilla hizo que desestimara esa opción.