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Guason rating:
9
7.2
87,633
Drama
Three stories set in Morocco, Tunisia, Mexico and Japan. In the remote sands of the Moroccan desert, a rifle shot rings out - detonating a chain of events that will link an American tourist couple’s frantic struggle to survive, two Moroccan boys involved in an accidental crime, a nanny illegally crossing into Mexico with two American children and a Japanese teen rebel whose father is sought by the police in Tokyo.
Language of the review:
- es
February 28, 2012
7 of 8 users found this review helpful
Basta apreciar todo el encaminado de noticias que se vierten mundialmente en los medios masivos de comunicación, constantemente. Países como Estados Unidos, en su búsqueda implacable de hacer valer sus rigurosas políticas exteriores, que no terminan de definirse entre lo forzosamente moral o moralizante, en que lo esencial se pierde entremedio de suplicios de gente inocente, y a veces hasta propios ciudadanos suyos; países árabes como Marruecos y Túnez, en donde la imperante cultura retrógrada, y en muchos aspectos primitivas, esclavizan y perpetúan el estatus de víctimas de su gente, originándose desde factores de ignorancia, con un clima sociopolítico ferozmente monárquico; países como Japón, tan desarrollados y ampliamente modernos como son, pero que sus sistemas y dinamismos inequívocamente autómatas junto con el incesante movimiento social deja entrever una peligrosa deshumanización, que induce a muchos adolescentes a desear con ímpetu la muerte; países como México, tan tambaleantes en sus economías, y sobre todo en las bifurcaciones culturales de la sociedad, y sus rincones más vulnerables, perseguidores del espejismo del <sueño americano>, en donde el efecto colateral emerge peligrosamente. Babel no es maniquea.
Babel no es tremendista. Principalmente se debe a que sus historias independientemente del conjunto son probables en sí mismas, y están al servicio de una adaptación y recreación minuciosa de historias que se mantienen constantes en diferentes recovecos del mundo, algo que vemos retratado en los noticiarios, por ejemplo, bastante seguido. Pero aquí no se deforma, sino se adhiere una estética afín a la comprensión veraz de los sucesos y sus víctimas. En la mayoría de las discusiones se abren por márgenes de errores.En este caso es el punto de encuentro de las cuatro historias; pero dentro de mi mirada, Iñarritu no es un periodista, sino un director de cine. Y como buen director de cine es un auténtico cirujano de almas, en donde se comprende mejor al observar la utilización del valor simbólico, dentro de todos los valores de este arte tan maravilloso, por lo que en el cine es válido tener licencias, que no se entienden como probabilidades erróneas, sino como pilares eficaces en la estructuración lírica, que envuelva en la forma para esclarecer el fondo poético de las obras.
Babel es pura y tiene nombres propias. Cosa que no parece importar, o se trata de ningunear, por parte de un público ensimismado en sus preceptos, atribuyéndose a si mismos una especie de honor al ser los héroes de la cultura, y despreciar, en base a generalizaciones y términos de antaño, el cine particular de este país; cosas del tipo: Todo el cine de Estados Unidos es dependiente de grandes productoras, o que todas esas producciones son películas tipo “El Señor de los Anillos”, o que incluso todo ese tipo de grandes producciones no poseen las suficientes características para asentarse en recovecos artísticos o técnicos estimables.
Babel no es tremendista. Principalmente se debe a que sus historias independientemente del conjunto son probables en sí mismas, y están al servicio de una adaptación y recreación minuciosa de historias que se mantienen constantes en diferentes recovecos del mundo, algo que vemos retratado en los noticiarios, por ejemplo, bastante seguido. Pero aquí no se deforma, sino se adhiere una estética afín a la comprensión veraz de los sucesos y sus víctimas. En la mayoría de las discusiones se abren por márgenes de errores.En este caso es el punto de encuentro de las cuatro historias; pero dentro de mi mirada, Iñarritu no es un periodista, sino un director de cine. Y como buen director de cine es un auténtico cirujano de almas, en donde se comprende mejor al observar la utilización del valor simbólico, dentro de todos los valores de este arte tan maravilloso, por lo que en el cine es válido tener licencias, que no se entienden como probabilidades erróneas, sino como pilares eficaces en la estructuración lírica, que envuelva en la forma para esclarecer el fondo poético de las obras.
Babel es pura y tiene nombres propias. Cosa que no parece importar, o se trata de ningunear, por parte de un público ensimismado en sus preceptos, atribuyéndose a si mismos una especie de honor al ser los héroes de la cultura, y despreciar, en base a generalizaciones y términos de antaño, el cine particular de este país; cosas del tipo: Todo el cine de Estados Unidos es dependiente de grandes productoras, o que todas esas producciones son películas tipo “El Señor de los Anillos”, o que incluso todo ese tipo de grandes producciones no poseen las suficientes características para asentarse en recovecos artísticos o técnicos estimables.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Pero el cine se va moldeando atenuándose a diferentes perspectivas, por más que algunos se empeñen en desechar las nuevas ideas y visiones. Y lo que es más curiosos, que las películas mas cotizadas, prestigiosas, y reconocidas como tal hasta en sus propios círculos, vienen de Norteamérica, y que los más grandes referentes culturales de este arte son del mismo origen.
Babel tiene una exuberante calidad técnica;al punto que aniquila las descabelladas posturas del mosquerío de turno que se atrinchera en su desprecio, sin base empírica o sustancial, con las notas mínimas (de tres para abajo). Iñárritu y Arriaga son poetas en imágenes, y logran un equilibrio notable entre forma y fondo, junto con una buena dirección de los componentes elementales. Son poetas en imágenes pero sin estar en un estado de función en si mismas. Por lo que no caen en una pega de buenos directores, que pueden ser buenos portadores de movimientos o expositores de géneros, pero que nunca llegan a una armonía entre factores externos y su propia vertiente esencial.
Finalmente Babel no es manipuladora, principalmente se debe a que hay algo fundamental en la insurrección del filme que se ha tergiversado un poco; esto es que no se vende su entramado conceptual como algo tremendamente complejo o absolutamente genuino. Las cartas para mi parecer son reveladas desde muy al inicio del filme, y el concepto ni se amplia ni profundiza, sino que se intensifica con vehemencia para subrayar una mirada personal sobre el estado del mundo. Y he ahí otra tergiversación; la película no explora en lo más improbable, porque su función no es ser completamente verídica, sino que toma titulares constantes de la realidad de la época contemporánea, y los une a través de simbolismos (la escopeta no pretende ser algo probable, es una metáfora por donde se mire), para generar una válvula de escape emocional, en donde, a través de las dramáticamente explotadas historias (discutible), caben todas las tragedias, gritos y penumbras que se reproducen en lo intrínseco al ser humano circunscrito por su origen cultural, y a través de un enclave conceptual muy sencillo y subrayado (discutible), expresar artísticamente una conclusión sobre el estado del mundo, sin llegar a retratarlo como es actualmente, sino en identificar las falencias en las que construimos edificaciones erróneas, que no determinan a la sociedad completa, pero sí tiene daños colaterales para gente que se pierde en el academicismo exacerbado e intrascendente del discurso contemporáneo, y encuentra el humanismo en la condición del dolor como escapismo de la soledad y el miedo que es inherente a todos los traumas colectivos multiculturales, o independiente de la cultura.
La película no retrata la torre del mundo, sino sólo la de Babel.
Babel tiene una exuberante calidad técnica;al punto que aniquila las descabelladas posturas del mosquerío de turno que se atrinchera en su desprecio, sin base empírica o sustancial, con las notas mínimas (de tres para abajo). Iñárritu y Arriaga son poetas en imágenes, y logran un equilibrio notable entre forma y fondo, junto con una buena dirección de los componentes elementales. Son poetas en imágenes pero sin estar en un estado de función en si mismas. Por lo que no caen en una pega de buenos directores, que pueden ser buenos portadores de movimientos o expositores de géneros, pero que nunca llegan a una armonía entre factores externos y su propia vertiente esencial.
Finalmente Babel no es manipuladora, principalmente se debe a que hay algo fundamental en la insurrección del filme que se ha tergiversado un poco; esto es que no se vende su entramado conceptual como algo tremendamente complejo o absolutamente genuino. Las cartas para mi parecer son reveladas desde muy al inicio del filme, y el concepto ni se amplia ni profundiza, sino que se intensifica con vehemencia para subrayar una mirada personal sobre el estado del mundo. Y he ahí otra tergiversación; la película no explora en lo más improbable, porque su función no es ser completamente verídica, sino que toma titulares constantes de la realidad de la época contemporánea, y los une a través de simbolismos (la escopeta no pretende ser algo probable, es una metáfora por donde se mire), para generar una válvula de escape emocional, en donde, a través de las dramáticamente explotadas historias (discutible), caben todas las tragedias, gritos y penumbras que se reproducen en lo intrínseco al ser humano circunscrito por su origen cultural, y a través de un enclave conceptual muy sencillo y subrayado (discutible), expresar artísticamente una conclusión sobre el estado del mundo, sin llegar a retratarlo como es actualmente, sino en identificar las falencias en las que construimos edificaciones erróneas, que no determinan a la sociedad completa, pero sí tiene daños colaterales para gente que se pierde en el academicismo exacerbado e intrascendente del discurso contemporáneo, y encuentra el humanismo en la condición del dolor como escapismo de la soledad y el miedo que es inherente a todos los traumas colectivos multiculturales, o independiente de la cultura.
La película no retrata la torre del mundo, sino sólo la de Babel.