He tenido que ponerle la peor nota para compensar el desvarío que leo en las críticas de esta película.
Es cierto que se la puede considerar valiente a la hora de tratar el tema de la crisis financiera reciente y sus consecuencias, pero eso no puede significar defender semejante atentado al buen cine.
No es que se intenten contar los entresijos de la manera más simple posible es que, lo siento tenía que decirlo, es para simples...
Todo esto se incrementa con la interpretación del protagonista, mala de solemnidad, que hace que no empaticemos en ningún momento con él y, por lo tanto, con la historia. De nada sirven esos 500 planos de su cara sufriendo, que suponen un auténtico lastre... de hecho la acción que siempre estamos esperando no dura ni un 20% del total.
Los secundarios nos permiten volver a ver a Edward Furlong (que se ha comido a aquel niño de Terminator) y a Michael Paré, que tuvo su momento de gloria allá por los ochenta (fue un auténtico sex symbol) y también volver a ver a ese buen actor que es John Heard (que lejos quedan aquellos tiempos de "¡Jo, que noche" y "Regreso a Bontiful")
Para olvidar.