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Spain Spain · Valencia
Carorpar rating:
6
Horror. Thriller In “Down”, written by Kent Kubena (producer on the Black Christmas remake and Turistas), a pair of office of workers get trapped in an elevator over a long Valentine’s Day weekend, but what at first promises to be a romantic connection turns dangerous and horrifying in this Blumhouse mash-up of rom-com and horror film genres.
Language of the review:
  • es
February 28, 2021
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Notable ejercicio de estilo incluido en “Into the Dark”, irregular antología producida por Blumhouse para Hulu y HBO. Considerada la mejor de la variopinta colección, “Down” presenta el mérito de estar al tanto de los límites y, por ende, las posibilidades de un género habitualmente tratado con muy escaso cuidado, con resultados por lo general nefastos, que han redundado en una mala fama que condiciona incluso a un puñado de títulos más que dignos, como es el caso.
En efecto, no todo vale en el proceloso universo del telefilm. El propio soporte establece ciertas fronteras visuales que convendría no traspasar, advertencia que —insisto— no suele ser tenida en cuenta. Aquí, merced a la sobria puesta en escena, el reparto en los huesos y un sabio manejo de la elipsis, se hace de la necesidad virtud, explotando los consabidos constreñimientos hasta sacarles la última gota del, por otra parte, sabrosísimo jugo. Similar en su planteamiento a “La trampa del mal” (“Devil”, 2010), se simplifica el argumento despojándola del siempre espinoso componente sobrenatural y reduciendo a más de la mitad el número de individuos encajonados, en concreto dos. A partir de ahí, sus responsables parecen inspirarse en el inenarrable tema de “Un pingüino en mi ascensor”, evolucionado a un “survival” que coquetea con un “gore” para todos los públicos y un potente pellizco final de “slasher”.
Pese a la previsibilidad de ciertas situaciones y a un excesivo didacticismo psico-sociologicista para explicar la enfermiza conducta de uno de los protagonistas —el tono de la película no requería tan forzada exposición de motivos, como si de pronto estuviésemos ante una novela de Émile Zola—, el conjunto es sumamente disfrutable, sus ochenta minutos se pasan sin sentir y el desenlace se erige en rotunda vindicación de “empowerment” femenino, con esa Natalie Martínez a la que da gusto ver —en todos los sentidos que se quieran— fumándose un puro con el donaire de una Sara Montiel rediviva.
Carorpar
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