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Spain Spain · Valencia
Carorpar rating:
7
Romance. Drama Yiu-Fai and Po-Wing arrive in Argentina from Hong Kong and take to the road for a holiday. Something is wrong and their relationship goes adrift. A disillusioned Yiu-Fai starts working at a tango bar to save up for his trip home. When a beaten and bruised Po-Wing reappears, Yiu-Fai is empathetic but is unable to enter a more intimate relationship. After all, Po-Wing is not ready to settle down. Yiu-Fai now works in a Chinese restaurant ... [+]
Language of the review:
  • es
March 19, 2018
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Con independencia de la originalidad de sus premisas —como poco, retadoras— y no por ello menos indiscutible calidad cinematográfica —Wong Kar-Wai, igual que Nacho Fernández, o Fito Cabrales, “siempre cumple” [sic]—, “Happy Together” se erige en obra indispensable, por cuanto necesaria a efectos sociológicos. Me explico: películas así han hecho una contribución impagable no tanto a la visibilidad —que también— como a la normalización de las relaciones homosexuales y, por ende, al desmentido de unos cuantos tópicos al respecto. Que los veinte años ya no los cumpla dota a “Happy Together” del mérito añadido de la valentía que requiere toda exploración de “terra incognita”.
Asimismo despojada de la vitola reivindicativa, constituye un duro correctivo, a mi juicio sobradamente merecido, para ese romanticismo mal entendido cuyas hinchadas, inhumanas expectativas han venido siendo causa mayor de infelicidad y frustración conyugal desde el primer tercio del siglo XIX. Alguien —en casa, en el colegio, en el BOE— debería advertirnos de la alta probabilidad de pasar, al menos una vez en la vida—y eso en el mejor de los casos—, por una relación tóxica. Especialmente desolador, por cuanto compartido, me ha resultado el momento en que el Lai Yiu-Fai encarnado por un doliente, soberbio Tony Leung afirma que los días más felices juntos fueron aquéllos durante los cuales su veleidoso compañero había estado impedido. Un paréntesis, casi un oasis de tranquilidad que quienquiera que se haya visto en una situación tan desesperada llega agradecer, e incluso desear su prórroga indefinida. De un egoísmo y una mezquindad supinas, sí; pero las lecciones morales tienen no poco de retórica pulpitesca, alejada años luz del barro de la realidad.
El corrosivo mensaje se nos transmite con la maestría visual acostumbrada —algunas de las imágenes más fascinantes que ha dado el cine del último cuarto de siglo llevan la firma de Wong Kar-Wai— y un buen gusto musical igualmente marca de la casa, engalanado aquí con un ramillete de hermosísimos tangos a cargo de Astor Piazzolla. No endulzan, sin embargo, tampoco lo pretenden, la amargura y la desesperanza que anidan en una historia de (des) amor preñada de verdades como puños... lanzados a la mandíbula.
Carorpar
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