Interesante opera prima de Zach Braff, conocido por su papel de doctor Dorian en la divertida serie "Scrubs". Además de protagonizarla, escribe y dirige esta "Garden State", comedia melancólica, mucho más leve de lo que aparenta, con que debuta en la realización.
Efectivamente, "Algo en común"- que detengan al perpetrador del título español-, promete más de lo que acaba dando. Y ése es un pecado capital. Aunque cabe la esperanza, porque Braff parece un tipo inteligente, de que éste sea más producto de la bisoñez que de la falta de talento, o de honestidad. Es una película elegante, no cabe duda. Con una fotografía atractiva y una banda sonora excelente- no comparto el menosprecio de algunos críticos por este último aspecto. Reprochan a Braff que haya nutrido el "score" con su canciones favoritas. Comprendería el reproche si éstas fueran malas, pero no es el caso, ni mucho menos-. Sin embargo, le falta fuerza. La historia, pese al componente judío, farmacológico y psicotrópico, está algo trillada- "Beautiful Girls", por ejemplo-, y el pulso de Zach Braff en la dirección resulta algo anémico. En algunas fases de la película, su fraseo cadencioso acaba tornándose rapsodia plomiza, resintiéndose con ello la presunta frescura de una producción de pelaje "indie" tan obvio como sospechoso. "Garden State" no alcanza, ni de lejos, a convertirse en el hito generacional anunciado por algún que otro crítico pasado de entusiasmo.
Braff y su película tienen suerte, eso sí, de contar con la maravillosa Natalie Portman. Su frágil presencia, su sonrisa triste y su arrollador encanto hacen levantar el vuelo a una obra un tanto decepcionante, sin cuya impagable aportación habría acabado, tan probable como merecidamente, chapoteando en la mediocridad de tantas y tantas cintas mentirosas.