El film es una broma, un brillante divertimento organizado por Rian Johnson, tras su criticada aportación a la saga de "Star Wars", en el que se aprecia que todo el reparto se lo está pasando bien.

La estructura del film se organiza como un "whodnit", al estilo de las obras de Agatha Christie, con una mansión victoriana, un patriarca millonario asesinado, una familia disfuncional en la que todos sus miembros parecen tener motivos y oportunidades para haber cometido el crimen, y un detective cargado de tics que no sabrá renunciar tras la resolución de la trama, a formalizar una teatral reunión en la que desenmascarará al culpable.

La actuación de todo es reparto es fresca y divertida, Daniel Craig está brillante en su papel de detective, émulo de Hercule Poirot, a pesar de su forzado acento sureño en la V.O, Ana de Armas, su futura "Bond Girl" está a la altura de todo el resto del reparto, sin dejarse robar ninguna escena, que ya es mucho teniendo en cuenta su juventud y el elevado nivel general de todo el equipo, Chris Evans, Jamie Lee Curtis y Don Johnson están especialmente divertidos y Christopher Plummer y Toni Collete, aportan su gran profesionalidad a la ejecución de sus papeles.

Pero el film no bebe de las notorias adaptaciones que ha tenido la obra de Agatha Christie en la gran pantalla, desde las dos versiones de "Asesinato de Orient Express" (Sidney Lumet en 1974 y Kenneth Branagh en 2017) o las dos versiones de "Muerte en el Nilo" (John Guillermin en 1978 o de nuevo Kenneth Branagh en 2020).

La ironía y el tono general de respetuosa y desmitificadora autoparodia tiene más que ver con el magistral díptico de Robert Moore y Neil Simon "Un cadáver a los postres" (1976) y "Un detective barato" (1978).

La respuesta de crítica y público ha sido entusiasta por lo que parece que pronto podremos disfrutar de una nueva aventura del sagaz detective Benoit Blanc en una nueva entrega de estos "Knives Out",

Bienvenida sea la risa en estos tiempos de miedo y zozobra.