Los mejores imitadores españoles de los últimos tiempos hacen gala de su habilidad, a veces en presencia del propio personaje invitado.
La fortuna en la elección de las escenas humorísticas de que se compone el documental es variable y, por ello, su sentido cómico -primordial objetivo de la filmación- resulta irregular e intermitente.
Junto a magníficos gags se ofrecen actuaciones de menor nivel que a veces pueden parecer reiterativas.
Una de las últimas intervenciones corresponde a un fragmento de Martes y Trece en la inolvidable secuencia de la empanadilla de Móstoles, referente del humor nacional donde los haya.
Una invitación a la nostalgia