Los llamados “Ocean’s Eleven” vuelven a reunirse después de ser amenazados por Terry Benedict (Andy García), quien ha descubierto el paradero de cada uno de los miembros de la banda. Por si fuera poco, los componentes de Ocean’s deben devolver a Benedict hasta su último centavo más los intereses en un plazo de dos semanas. Para ello tendrán que realizar un robo que no les será nada fácil de hacer debido a que hay alguien que también va a dar el mismo golpe.

Un robo que para empezar no se lleva a cabo en ningún casino y que pese a contar con casi el mismo reparto, se empieza a ver qué Julia Roberts, si en la primera entrega daba el pego, aquí directamente sobra. Tampoco tiene mucho sentido el protagonismo de Catherine Zeta-Jones en toda la trama. El resto del conjunto de Ocean’s (Pitt, Damon, Clooney, Cheadle, etc) lo hace bien pero se nota que no están en su salsa y que el espectador disfruta más viendo cómo el grupo se desenvuelve mejor dentro de un casino. Es como coger un pez y sacarlo del agua. Aquí sucede lo mismo, es decir, para que este reparto funcione deben permanecer en su entorno. Pero sin duda lo que hace que esta nueva entrega de Ocean’s no decaiga es la notable interpretación de Vincent Cassel encarnando al rico y caprichoso François Toulour que aunque sus minutos en escena sean pocos ha sabido aprovechar su interpretación.

David Holmes vuelve a estar a cargo de la composición musical realizando buenos temas que no son capaces de aportar la vitalidad que tanto gustó en la primera entrega de la saga. Pese a ello, Holmes realiza un buen trabajo al que lo único que se le puede reprochar es su abuso de temas romanticones para las escenas en las que salen Julia Roberts o Catherine Zeta-Jones. Por lo demás, hace un trabajo correcto pero muy inferior al que realizó en la anterior entrega.

Otra de las cosas que se han perdido y que daban bastante juego es la “química” que había entre todos los personajes, en especial la relación que había entre Clooney y Pitt que en esta ocasión se pierde por completo. Aquí tanto Clooney como Pitt y el resto del reparto parecen perdidos y absorbidos por un dúo femenino que no logra convencer.

Pero no todo es negativo, pues si hay algo que se vuelve a agradecer es ver cómo nuestros protagonistas se rodean de toda clase de lujos y privilegios que tanto los ha caracterizado al ver que el lujoso lugar donde realizan las reuniones, o sus caprichos “exclusivos” y de un alto coste económico, demostrando con todo esto una vez más que un robo puede realizarse con elegancia y remilgo.