Película familiar, donde además de imaginarnos que estamos en la Antártida o sexto continente, vemos una noble historia de perros resistentes y serviciales hasta un grado casi trascendente, y de hombres que lo reconocen y tratan de pagárselo en alguna medida. Destacan las panorámicas de hielos, nieves y frío, sean de donde sean, por su preciosidad inmensa y porque nos hacen transportarnos a esa zona tan inhóspita y extrema llamada el continente helado. Es una película agradable de ver que deja buen sabor de boca y mejor aún sabor de contemplación, que homenajea a los animales, en este caso a los canes, los animales más próximos y amigos del homo sapiens, algo demotrado numerosas veces a lo largo de los siglos y que en esta historia concreta, basada en hechos ocurridos realmente, también queda resaltado para nuestro respeto, admiración y agradecimiento.

Fej Delvahe