Pues eso, basura residuosa, tóxica y engaña bobos, poniendo al pobre de Eduard Fernández por delante para que el toro lo embista, eso sí, a golpe de talonario.

Relata los hechos del Open Arms, contado por la fantasía de ser un super héroe del idealista de la trama (Óscar Camps).
El tipo lo cuenta en plan que soy muy altruista y no quiero que se entere nadie, pero la realidad es que fué el primero en mediatizar lo que estaba haciendo a costa de lo que fuere para dar la imagen de ser el supermán salvavidas internacional y el catalán del año, como así le premiaron (manda huevos).

Este tipo, sencillamente es la última fase de la producción en cadena de los traficantes de personas.

Detrás de todo este despliegue de altruismo salvavidas, tienes a un socorrista frustrado, socio de una empresucha que de pronto se ve con una fundación que recoge más de 4 millones de euros al año para su financiamiento.

Mientras tanto los países en los que opera, las mafias siguen lucrándose a costa de personas que creen que venir a un país desarrollado es la panacea, pero la triste realidad es que no, y si inviertes la película y tú blanquito tienes que ir a Senegal o a un país de estos, y llegas en una barca y sin parné a vivir de sus estados, básicamente te ahorcarán en la plaza del pueblo o te pondrán a trabajos forzados o a ejercer la prostitución en el mejor de los casos.

Pero claro, mejor venderemos sensacionalismos baratos, a ver si sacamos unos euritos en taquilla.

P.D: Pese a quien pese poner a Dani Rovira en una película es como poner a un mojón con patas de cocinero de un restaurante.