Cuando nos vemos forzados a ser quienes nos gustaría, la falta de autenticidad queda patente. Los actores están obligados a asumir papeles alejados de su propia naturaleza, y ahí es donde el talento se manifiesta en su grandeza o escasez.

Mario Casas adopta una posición distante, tal vez para transmitir cierto empaque, que no se encuentra en él de forma natural... parte de sus gestos, actitudes, incluso su dicción, que ha mejorado en los últimos años, se integra en un todo que no convence. Su potente imagen, muy actual, bien trabajada en el aspecto físico, no termina de encontrar el lugar a la hora de proyectar y transmitir emociones.

"Instinto" es un producto frío, lejano, incluso diría, carente de alma. Forma parte de ese nuevo planteamiento cinematográfico que son las series para televisión. Y digo cinematográfico, porque la evolución del cine en los últimos tiempos pasa por ello. Directores y actores se van adaptando a las necesidades de un espectador, cada día más selectivo, a la hora de elegir que ver, y no es al cine a lo que mayoritariamente recurre.