Cuando uno va a ver una película se hace a la idea de la opinión que va a tener de ella cuando termine. En algunas ocasiones se falla y en otras se acierta. En este caso, acerté.
El título ya hacía presagiar la tremenda estupidez de que iba a tratar la historia, y lo mal desarrollada que iba a estar.
Este film nos presenta la historia de una joven que vive obsesionada con las compras y por la deudas al ser incapaz de pagarlas. Toda su vida gira alrededor del sonido al pasar la tarjeta de crédito y el éxtasis que le produce el saber que no se la han denegado.
El guión está lleno de chistes fáciles y bastantes simples, que sinceramente lo que más destaca de ellos es su falta de gracia.
Es una película que no fomenta el seguir viéndola, ya que cuenta con escasísimas escenas que resultan graciosas (1 ó 2 solo). Por lo tanto, lo que podría ser una historia divertida de compras y sus locuras, y la esquizofrenía de su protagonista ante esa adicción; se convierte en un plomo que cuesta digerir.
En fin, podría contar muchas confesiones de este film pero seguramente no lo dejaría bien parado. Aunque solo diré una, no entiendo como en una película que se centra en las compras y el derroche de dinero, se ven tan pocas compras y las pocas que se ven son casi todas en mercadillos; cuando supuestamente se tratan de compras glamurosas.