Pues sí, Aki Kaurismäki tiene un hermano: Mika Kaurismäki, que por lo visto hace una barbaridad de películas y dice que prefiere hacer dos al año que una, que reiniciar la maquinaria del cineasta es complicado.

Originalmente titulada The house of branching love, aquí nos llega como Divorcio a la finlandesa. La pareja protagonista, tras 10 años de matrimonio, decide divorciarse, pero para ello tendrán que convivir mientras esperan a vender la casa que habitan.

Él, Juhani, panzudo cinéfilo terapeuta familiar. Ella, Tuula, atormentada mujer de negocios. Mala idea llevar a los amantes a casa cuando estás en pleno divorcio...

Lo primero que llama la atención de la película es su atmósfera oscura, recordando a la sueca Millenium (bueno, cuando la dirija Fincher sí que va a haber oscuridad) y con una interesante fotografía saturada. Desprende calidad.

Pero, pasada la pijada de fotografía, lo importante: ¿Es esto una comedia? A ratos. Tiene puntos divertidos, generalmente brindados por estrafalarios personajes secundarios. El gag es más de situación disparatada que de diálogo desencajado (esto es más de Aki) pero sin llegar al esperpento.

Para hilar todo esto y no ser una mera sucesión de escenas de divorcio (ja ja) y amantes de catálogo de lencería, hay una subtrama criminal. Esta subtrama, que parecía ser vehículo de la comedia, acaba tomando demasiada importancia. Estorba, sobre todo en el tramo final, donde ya está todo vendido y asistimos a un poco emocionante, por previsible, epílogo.

Porque el guión está medio bien. De repente todo está en su sitio, pero como poco pulido. A lo:

-¡Ya está, todo atado! Vamos a rodar
-Pero Mika, mírate el guión, que aún lo tienes caliente de la impresora y la tinta mancha
-Luego, luego, pilla la cámara, llama a mi colega calvo y gordito, ese que es tan gracioso

Entretenida, con aires de autor, pero poco pulida. Es como que nunca llega a estallar totalmente como comedia. Diría que apunta maneras, pero no se puede decir eso de un tío que tiene más de una quincena de películas a su espalda. La salvan sobre todo unas buenas interpretaciones, unos protagonistas carismáticos y unos secundarios cachondos.