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Juan Rúas rating:
8
5.6
500
Sci-Fi. Adventure. Western
Cowboy James Franciscus seeks fame and fortune by capturing a Tyrannosaurus Rex living in the Forbidden Valley and putting it in a Mexican circus. His victim, called the Gwangi, turns out to have an aversion to being shown in public. Another film featuring the stop-action special effects talents of Ray Harryhausen.
Language of the review:
- es
March 6, 2012
15 of 18 users found this review helpful
Querámoslo o no, el cine b se ha hecho tan masivo como el mercado mainstream, y actualmente este tipo de propuestas son calificadas como cine bizarro. Pero hay que separar los tantos: cuando uno descubre un tinte bizarro eso no necesariamente se corresponde con la calidad técnica de la peli, sino más bien con un espíritu jocoso y bufón. Como si ya no pudiera tomárselo en serio. Nada más erróneo y doloso para el cine, y Gwangi es un caso típico que pone a prueba la regla.
Es un western con dosis de fantasía prehistórica, filmado como si cada animalillo en maqueta tuviera un aura que le permitiera salir como un personaje más. Y es que ese Alosaurio lo único que hace es dar dentelladas y, oh, maravillas de la ciencia, le basta y le sobra para componer a una de las criaturas más carismáticas del cine clásico. El guión es sencillo y acertado: la plata hace bailar al mono y vamos todos al valle prohibido para sacar tajada si descubrimos algo. Y algo se descubre.
A partir de allí la peli gana en ritmo, un poco más denso en su primera mitad, y es de agradecer que si bien hay héroe con heroína, éstos no saturan la trama con sub historias que se disipan rápido.
Hay muchas pequeñas subtramas: los gitanos, el circo y sus demostraciones, los intereses diversos de cada personaje, etc. Pero es Gwangi la atracción y Connolly lo sabe: stop motion y mucha lucha para un entretenimiento que repara en gastos pero no en lógica interna.
Una de esas pelis que ya no existen. Que injusto: ¿quién se acuerda de Gwangi hoy en día?
Es un western con dosis de fantasía prehistórica, filmado como si cada animalillo en maqueta tuviera un aura que le permitiera salir como un personaje más. Y es que ese Alosaurio lo único que hace es dar dentelladas y, oh, maravillas de la ciencia, le basta y le sobra para componer a una de las criaturas más carismáticas del cine clásico. El guión es sencillo y acertado: la plata hace bailar al mono y vamos todos al valle prohibido para sacar tajada si descubrimos algo. Y algo se descubre.
A partir de allí la peli gana en ritmo, un poco más denso en su primera mitad, y es de agradecer que si bien hay héroe con heroína, éstos no saturan la trama con sub historias que se disipan rápido.
Hay muchas pequeñas subtramas: los gitanos, el circo y sus demostraciones, los intereses diversos de cada personaje, etc. Pero es Gwangi la atracción y Connolly lo sabe: stop motion y mucha lucha para un entretenimiento que repara en gastos pero no en lógica interna.
Una de esas pelis que ya no existen. Que injusto: ¿quién se acuerda de Gwangi hoy en día?