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Strhoeimniano rating:
10
Drama On the day he learns he has a year to live, a Spanish Cardinal who has lived in the Vatican for 30 years learns he has a granddaughter, born without a father to his own illegitimate daughter. Against the Pope's advice, he returns home to sort out his worldly affairs, including a vineyard that supplies the Vatican. He must find a way to influence his brother, an atheistic physician and a bachelor, his imperious mother, his former lover ... [+]
Language of the review:
  • es
September 15, 2005
35 of 38 users found this review helpful
Película árida, como el paisaje castellano que muestra; pero tan rica como ese vino que se disputa hasta el mismísimo Vaticano. Esta película la firmaría con agrado D. Luis Buñuel, pues tiene esa socarronería y herejía tan presente en sus películas. La historia es la de un cardenal (F. Rey) que viene a poner orden en ese pasado del que huyo para refugiarse en los cómodos muros del Vaticano, entre otras cosas, una hija (puta) tenida con la criada antes de partir.
El desarrollo de la historia es maravilloso. Por momentos, pareces que estás asistiendo a un mundo ya en descomposición, pero tan racial como esa seca tierra a la que se agarran. Toda la película está llena de momentos memorables, expuestos con gramática parda: el bautizo en el lupanar de Victoria Abril (una soberbia y magnifica herejía); la llegada al pueblo en un helicóptero de F. Rey, casi como si fuera una anunciación; y la cómica e irónica producción de la “sangre de Cristo”, el exquisito vino con el que consagran todas las iglesias europeas y que al final es un asalto en toda regla a la fortuna de esta familia y al futuro del pueblo.
Punto y aparte es el reparto, comenzando por los secundarios. Está la grandiosa Amalia de la Torre, como esa matriarca devota y despótica del clan; también, Rafaela Aparicio, haciendo de sempiterna criada, pero en un papel mucho más jugoso que los habituales y que nos muestra lo grandísima que fue; también Emma Penella, como esa criada que tenían todos los señoritos y que terminaba por criar bastardos, llena aquí de una humildad que raya la sumisión; pero podíamos seguir así, pues cada uno de los que aparece (magistral Lina Canalejas como dueña de la casa de putas, o Luis Barbero, como experto vinícola que abre los ojos al cardenal por la esquilmación que está haciendo el Vaticano).
Pero “Padrenuestro” es Fernando y Paco. Es la última oportunidad que tendremos de verlos juntos. Sus secuencias muestran la altura inalcanzable a la que se manejaban los que quizás fueron los mejores actores españoles de todos los tiempos. Hay una química, una familiaridad que traspasa la pantalla y te dejan con un sabor único, que siempre sabe a poco.
“Padrenuestro” es una de las mejores películas de los años 80 y una obra a recuperar, pese al éxito que tuvo en su momento. Una película que va ganando con el paso de los años hasta ser la oración que tenemos que ver si deseamos ganar el cielo viendo cine.
Strhoeimniano
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