El desaguisado no se justifica ni con el buen hacer de John Cusack, en su papel de infeliz personaje de carácter plano y amorfo. El personaje es tan débil y tan indeciso que se ve incapaz de saber cómo afrontar la realidad. Lo que hubiera podido ser un interesante escenario social se queda sólo en un dramón sensiblero mal planteado. La realización es anodina, sin ninguna agilidad narrativa. La película no despierta ningún interés y sólo puede satisfacer a estudiosos del estilo de vida norteamericano. El resto, abstenerse.