Ante todo, hay que advertir que, pese a lo que parece vender, "Imperium" es más un procedimental policiaco al viejo uso que una película sobre skins, la gente del Klan o los defensores de la supremacía blanca. Todo eso está, aunque algo desdibujado para que encaje dentro del procedimental, pues la película es potente en tanto en cuanto un inmenso Daniel Radcliffe se apodera de su personaje de agente del FBI infiltrado y navega, con esa mirada brillante y asustada, entre otros personajes que asustan solo de pensar que podrían ser personajes reales (y cuanto más normales son, como el padre de familia, más miedo dan). Lo que pretendo decir es que “Imperium” hay que disfrutarla desde el desconocimiento y la falta de prejuicios y si uno imagina que todos esos supremacistas no son más que simples delincuentes entonces es cuando la película funciona con un mecanismo de relojería perfectamente engrasada. Como una versión formal de “American History X” o una versión racista de “Serpico”. De acuerdo, se podría haber hecho mucho más, pero el guion tiene algunos agujeros y los secundarios están desdibujados. Y, a pesar de eso, “Imperium” es una película plenamente disfrutable que, pese a la distancia que propone, sigue dando mucho, mucho, mucho miedo.