Solido drama policiaco asentado en la persecución de un asesino en serie que utiliza todos los tópicos habidos y por haber en este tipo de cine pero, como sucedía en “El silencio de los corderos” o “Seven”, los sabe manejar de manera diferente para que la película adquiera personalidad por si misma y se desmarque del enconrsetamiento de este tipo de películas. Por desgracia el director Morgan O’Neil no es Jonathan Demme ni tampoco David Fincher y su dirección desaprovecha en gran medida un interesante guión por el enfoque que quiere darle en la frialdad del pueblo y la utilización de la cámara en las escenas nocturnas que molestan al espectador mas que le ayudan a meterse en la historia. Algunos giros inverosímiles a media película tampoco ayudan al espectador quien pronto se da cuenta de que está ante una copia –más o menos- bien manufacturada de películas mucho mejores. Los actores están bien en sus papeles y uno de los méritos de la película es su sorprendente final y que no sea una película del todo amable. Recomendable a consumidores de thrillers de asesinos en serie y poco más.