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Peter Gabriel 77 rating:
7
Comedy. Thriller Steiger is a psychotic master of disguise who stalks and kills various women in this suspenseful cat-and-mouse game. Segal, as the detective assigned to the case, uncovers clues, falls in love, and discovers that his new girl may be the killer's next victim.
Language of the review:
  • es
March 9, 2010
7 of 10 users found this review helpful
Entretenido producto de serie B que supone una refrescante vuelta de tuerca a la típica intriga del asesino en serie con ansias de notoriedad y su afición por jugar a Tom y Jerry con el detective de turno. Rod Steiger, que aquí se da el gustazo de sacudirse las entrañas que papeles como el de El Prestamista debieron de requerirle, encarna al serial killer de la función, en todo un tour de force de versatilidad interpretativa dando vida a los diferentes papeles y caracterizaciones con los que va dando buena cuenta de las incautas amas de casa. El guión no es nada del otro mundo y la dirección, a cargo de Jack Smight, que dirigiría el año anterior la entrañable Harper, Investigador Privado, donde Newman ofrece una sus habituales demostraciones de clase y desidia, tampoco brilla especialmente y es, como en aquella, tan tosca como efectiva. Pero el asunto, un curioso túrmix de comedia, intriga y romance, está parido con tanto desparpajo que convence y entretiene, a pesar de cumplir a rajatabla la máxima de que la distancia más corta entre dos puntos es una recta. Aquí no hay zig zags ni cabriolas argumentales. Por contra, se beneficia de esos pequeños detalles que la hacen especial: la interpretación desacomplejada de Steiger, el cariz cómico de las escenas de asesinatos o el personaje secundario de la madre del detective, una vieja judía que se avergüenza de que su hijo sea policía y le machaca el orgullo día y noche. El guión muestra un buen juego de piernas en la primera mitad que por desgracia va notando el peso de los minutos según avanza el reloj, aunque sin llegar a resentirse del todo. La sombra de los 60's es alargada, y aquí está encarnada en los peinados de la bellísima Lee Remick y en la inevitable BSO anquilosada, pocas películas de este corte en la época escaparon de esas garras. En fin, un entretenimiento lo suficientemente singular para dedicarle cien minutos de vida sin perder la sonrisa. Y además me sirvió para recordar que hace tiempo que no disfruto de El Estrangulador De Boston, una de los golpes de mayo más antológicos de la década favorita de el hombre a una grapa pegado.
Peter Gabriel 77
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