Precioso film de Hayao Miyazaki. Visualmente resulta de lo más atrayente, aunque a muchos parecerá una paradoja sin sentido por lo cual tendrán que agudizar la imaginación para entender la historia. La película recuerda a producciones precedentes como "El mago de Oz", las películas de Indiana Jones, Superman, El imperio contraataca, las películas animadas de Tim Burton o la bella y la bestia. Apenas se dio publicidad a la historia y a su desarrollo hasta poco antes del estreno, para que el espectador no tuviera una idea preconcebida de lo que le esperaba en pantalla y se sorprendiera con el resultado (como le ocurrió, y gratamente, a la propia Diana Wayne Jones (escritora del libro en el que se basa la película) durante un pase privado). En la película en cierta manera se hace, a través del castillo ambulante de Howl, un homenaje a Jean Tinguely, un escultor suizo que antes de su muerte en 1991 dejó tras de sí una ecléctica obra en la que gustaba combinar materiales muy diferentes como metales con elementos mecánicos o cráneos de animales.
En un principio la película la iba a dirigir Mamoru Hosoda (Digimon 3).