Buenos días amigos de lo ajeno. Hoy me he levantado de buen humor y es por ello que en honor a ustedes, mis apreciados lectores (aunque también los hay despreciables.. bueno, yo diría que la mayoría de los que me leen), realizaré una crítica al último film de Pedro ''Cutrecillo'' Almodóvar.

El cine de Pedro Almodóvar nunca se caracterizó por su buen gusto, más bien por todo lo contrario. Violaciones, escatología pura y dura, personajillos repulsivos e incluso transexuales (esto último lo digo de cachondeo, no vaya a ser que alguien me tache de homófobo, o visto el caso, de transófobo, o algo así, no estoy seguro de si dicho vocablo existe) son el pan de cada día de sus largometrajes, y porque no, de sus cortometrajes (de los cuales no me he molestado en ver ninguno pero seguro que aún son mas horrendos que sus homónimos de mayor minutaje).

La historia trata de un cirujano plástico penosamente interpretado por Antonio Banderas, cómo viene siendo habitual en sus interpretaciones en los últimos años (y cuando digo últimos, quiero decir 28 últimos). El sujeto en cuestión, es un as del balón (ah no, me he equivocado, esto no es Oliver Y Benji, para los que no lo sepan, una serie animada de japoneses jugando al fútbol) que trata por todos los medios de reconstruir a su esposa muerta o algo así (lo cierto es que no me enteré, lo cuál no es óbice para que realice una crítica. Ole mis cojonazos).

En el film aparecen personajes variopintos como por ejemplo, Elena Anaya (que enseña bastante las tetas, razón por la cuál puntúo con un 3 y no un 1 este film), Marisa Paredes (que realiza el odioso y trasnochado papel de toda la vida) y Jan Cornet (un actor a la altura de Michael Cera o Shia Labeouf, aquí remito a las críticas de Wall Street 2 y Supersalidos. No haríais mal en rememorarlas mis pequeños conejillos).

La banda sonora me da asco y los decorados son insanos.



Fin de la crítica.




De nada