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Juan Ignacio rating:
6
Comedy. Drama A poker-playing restaurateur and former traveling salesman befriends a group of refugees newly arrived from Finland.
Language of the review:
  • es
November 12, 2017
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Khaled llega al puerto de Helsinki como polizón en un barco que transporta carbón procedente de Gdansk, a donde llegó tras un largo periplo desde su Alepo natal, la que abandonó tras un bombardeo en el que murió toda su familia salvo una hermana de la que se separó accidentalmente durante su estancia en Turquía y con quien trata de reencontrarse. Por su parte, Wikstrom, agente comercial, un hombre de edad madura, deja a su mujer, vende su existencia de camisas, con las que se ganaba la vida y, tras una buena noche jugando al póker, decide invertir parte de lo ganado haciéndose con el traspaso de un restaurante que iba a la quiebra. Ambos hombres se encontrarán de forma fortuita y Wikstrom contratará a Khaled para trabajar en su negocio.

Aki Kaurismaki, en su segunda película de las tres que piensa localizar en ciudades portuarias para reflejar el drama de la inmigración, como en la anterior, 'El Havre', o de los refugiados políticos, como en este caso, nos presenta un cuento de hadas, dentro de su muy especial manera de ver el cine, donde mezcla comedia y drama.

El director finlandés retoma, después de su anterior filme, mucho más convencional, también mejor, sus rasgos de identidad característicos, a saber: Esa escenografía retro de los años 70, o aún anterior, cuya explicación nunca ha dado mas que de una manera muy vaga y poco convincente, aunque, al menos en este caso, se supone que es para resaltar lo fuera de la sociedad actual que se encuentran sus personajes. Su humor ácido, pero no demasiado, contenido en concisos diálogos, dentro del subgénero del absurdo, con sus siempre hieráticos protagonistas. Esa hermandad entre seres marginados en la que nunca hay fisuras. El Helsinki feo, que a cualquiera le cuesta reconocer, que bien puede ser esa ciudad o el extrarradio de cualquier otra europea. La música, en actuaciones, que no de fondo, con intérpretes disfrazados, tan fuera de lugar y tiempo como el decorado y atrezo. La fotografía con muy poca luz y la utilización de unos colores bastante chillones. Y todo lo anterior para darnos su visión altruista, no solo con el protagonista, Khaled, y su trágica historia, sino también con quienes de él se apiadan, que resultan ser, de otra manera, tan parias como él.

Buenos propósitos en una historia muy sencilla, aceptable en su resultado, contada en la forma original de la cinematografía de Kaurismaki, pero que, a mi juicio, no figura entre sus mejores obras.
Juan Ignacio
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