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seagal4ever rating:
7
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- es
December 30, 2009
13 of 14 users found this review helpful
Sí, probablemente he empleado un título un tanto amarillista y exagerado. Sin embargo, creo que se mantiene en la línea de lo mostrado en el filme, pues en él también se dan cita un cierto aire manipulador y una perspectiva, quizás, demasiado maniquea. En cualquier caso, "La selva esmeralda" es una más que interesante obra de John Boorman quien, nuevamente, vuelve a dirigir y producir, logrando así un control casi absoluto sobre lo que se muestra a lo largo de todo el metraje.
La historia (basada en hechos reales, lo cual resulta siempre un tanto peliagudo, pues nunca se llega a saber con exactitud el grado de veracidad de lo que se nos cuenta) se centra en la figura de Tomme (interpretado por Charley Boorman, hijo del director), un niño que es arrebatado de los brazos de su familia por una tribu amazónica. Desde ese momentos, los años se irán sucediendo mientras su familia hace todo lo humanamente posible por dar con él...
Lo primero que llama la atención de la película es su desbordante trasfondo ecológico. Y es que, como telón de fondo de este drama, tenemos la deforestación masiva que sufre la selva amazónica por parte de los malvados países occidentales. Con lo que no cuentan los responsables de estas obras (o mejor dicho: saben pero les importa más bien poco), es que se están cargando el hábitat en el que un par de tribus no contactadas desarrollan su vida.
La crítica ecológica es evidente, pero Boorman no se queda ahí. A ello hay que sumarle una crítica mucho más amplia no sólo al insaciable hambre de dinero por parte de las empresas privadas y su falta de escrúpulos, sino nada menos que la decadencia y corrupción que sufre la actual sociedad occidental, y que contamina todo lo que se pone en su órbita. En este caso, la llegada del "hombre civilizado" a la zona desata todo tipo de miserias, tales como la introducción de armas de fuego, que caen en manos de una de las tribus indígenas y éstos emplean para masacrar a la tribu rival; o la caída de las jóvenes muchachas amazónicas en nada menos que una turbia red de prostitución promovida por los mafiosos de la zona.
La historia (basada en hechos reales, lo cual resulta siempre un tanto peliagudo, pues nunca se llega a saber con exactitud el grado de veracidad de lo que se nos cuenta) se centra en la figura de Tomme (interpretado por Charley Boorman, hijo del director), un niño que es arrebatado de los brazos de su familia por una tribu amazónica. Desde ese momentos, los años se irán sucediendo mientras su familia hace todo lo humanamente posible por dar con él...
Lo primero que llama la atención de la película es su desbordante trasfondo ecológico. Y es que, como telón de fondo de este drama, tenemos la deforestación masiva que sufre la selva amazónica por parte de los malvados países occidentales. Con lo que no cuentan los responsables de estas obras (o mejor dicho: saben pero les importa más bien poco), es que se están cargando el hábitat en el que un par de tribus no contactadas desarrollan su vida.
La crítica ecológica es evidente, pero Boorman no se queda ahí. A ello hay que sumarle una crítica mucho más amplia no sólo al insaciable hambre de dinero por parte de las empresas privadas y su falta de escrúpulos, sino nada menos que la decadencia y corrupción que sufre la actual sociedad occidental, y que contamina todo lo que se pone en su órbita. En este caso, la llegada del "hombre civilizado" a la zona desata todo tipo de miserias, tales como la introducción de armas de fuego, que caen en manos de una de las tribus indígenas y éstos emplean para masacrar a la tribu rival; o la caída de las jóvenes muchachas amazónicas en nada menos que una turbia red de prostitución promovida por los mafiosos de la zona.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Me parece una crítica de lo más interesante y enriquecedora, y supone una llamada de atención para al menos preguntarnos a nosotros mismos qué demonios estamos haciendo no sólo con nuestro planeta, sino también con el resto de civilizaciones que no forman parte de nuestra sociedad. ¿Quién es el que decide que nuestra civilización tiene más derecho a existir que cualquier tribu perdida en el más recóndito lugar del mundo? La respuesta creo es evidente: siempre se impone el más fuerte, pero en el caso que nos ocupa, no por su acción directa, sino más bien por su acción indirecta, traducida en la falta de valores de las mafias y en la ausencia del más mínimo sentido de la ética por parte de las grandes corporaciones occidentales, obsesionadas en multiplicar sus beneficios al precio que sea. Aunque parezca que me estoy yendo demasiado por las ramas, el filme que nos ocupa trata realmente de todo esto.
Sin embargo, creo que la visión que Boorman nos propone es bastante maniquea, pues nos presenta a los occidentales como una panda de cafres y facinerosos (que dicho sea de paso, lo somos bastante), pero la tribu que rapta a Tomme es mostrada como algo tan puro y bello que realmente logra estremecer la de desgracias que les suceden desde que el "hombre civilizado" entra en contacto con ella. La otra tribu también es representada de manera un tanto superficial, pues según el filme son básicamente una panda de caníbales sin ningún tipo de motivación más allá de tocar las narices a la tribu "buena". Toda esta mezcolanza no termina de funcionar del todo bien, pues se echan en falta más términos medios, y del mismo modo sobra demasiado extremismo, tanto en un bando como en el otro. Sin embargo, no deja de ser menos cierto que la mejor manera de representar una determinada realidad es exagerándola, y es éste el método que Boorman y el guionista Rospo Pallenberg han optado por emplear.
En cualquier caso, el filme resulta de lo más refrescante, y llamará la atención a más de uno por la enorme cantidad de metraje que se desarrolla en un idioma ajeno al nuestro, y que logra alejarnos un poco de la trama, pero al mismo tiempo acercarnos. No quiero dejar de reseñar la estupenda banda sonora de Junior Homrich y Brian Gascoigne, con unos acertadísimos toques new age y tribales.
Debo ir terminando: muy recomendable cinta de Boorman que critica sin ningún tipo de pudor la decadencia de valores de gran parte de Occidente y las nefastas consecuencias que su actividad produce tanto en los ecosistemas como en todo aquel que cae en "sus garras". Y es quizás por el hecho de formar parte de la bestia, que no seamos capaces de ver sus garras.
Sin embargo, creo que la visión que Boorman nos propone es bastante maniquea, pues nos presenta a los occidentales como una panda de cafres y facinerosos (que dicho sea de paso, lo somos bastante), pero la tribu que rapta a Tomme es mostrada como algo tan puro y bello que realmente logra estremecer la de desgracias que les suceden desde que el "hombre civilizado" entra en contacto con ella. La otra tribu también es representada de manera un tanto superficial, pues según el filme son básicamente una panda de caníbales sin ningún tipo de motivación más allá de tocar las narices a la tribu "buena". Toda esta mezcolanza no termina de funcionar del todo bien, pues se echan en falta más términos medios, y del mismo modo sobra demasiado extremismo, tanto en un bando como en el otro. Sin embargo, no deja de ser menos cierto que la mejor manera de representar una determinada realidad es exagerándola, y es éste el método que Boorman y el guionista Rospo Pallenberg han optado por emplear.
En cualquier caso, el filme resulta de lo más refrescante, y llamará la atención a más de uno por la enorme cantidad de metraje que se desarrolla en un idioma ajeno al nuestro, y que logra alejarnos un poco de la trama, pero al mismo tiempo acercarnos. No quiero dejar de reseñar la estupenda banda sonora de Junior Homrich y Brian Gascoigne, con unos acertadísimos toques new age y tribales.
Debo ir terminando: muy recomendable cinta de Boorman que critica sin ningún tipo de pudor la decadencia de valores de gran parte de Occidente y las nefastas consecuencias que su actividad produce tanto en los ecosistemas como en todo aquel que cae en "sus garras". Y es quizás por el hecho de formar parte de la bestia, que no seamos capaces de ver sus garras.