Bajo una fotografía apetecible, de esas que haciendo zapping dices "oye, deja esta que tiene buena pinta", el film mantiene la estructura típica de las películas de detectives:

Una parte "pasiva" que resulta interesante. Consiste en la clásica investigación que parte de casi nada y engorda a base de pistas, con un Nicolas decente y buen ritmo. Esta mitad del metraje suele ser la más acertada de este género, porque no vale cualquier cosa, es decir, el guión tiene que estar bien pensado y el director se lo tiene que currar para mantener la incertidumbre y a la vez añadir datos. Igualmente, los actores tienen que estar comedidos sin aburrir y la música mantener un equilibrio para captar la atención sin grandes alardes, pues éstos se reservan para los finales. En resumen, en esta parte, el elenco de empleados opr la productora trabaja. Curra. Labora.

Y una parte "activa", que en cuanto comienza manda todo al traste. En esta parte se encuentran la acción, el heroismo y los gritos. Es decir: el director filma lo que funciona con poco esfuerzo, el músico graba lo que funciona sin necesidad de comerse el coco, los actores sobreactúan, que tampoco requiere mucho trabajo y el guión se disuelve en un enorme vaso de cartón relleno de pepsi cola. Así, en este segundo tramo de "Asesinato en 8 mm", Nicolas nos deleita con su mejor mandíbula mientras los personajes secundarios, interpretados de manera tragicómica, se vuelven ridículos. Y nada hay peor en una película seria, que un malo cómico. Bueno sí, Nicolás gritando y moviendo los 4 pelos embutido en una gabardina 6 tallas más grande. Aún así, ya digo, en esta parte hay 2 cositas no previsibles y 3 frases bastante agudas. Así que, se puede aguantar.

Y termino con un pareado que resume la obra completa, pues es un hecho que acontece cada 20 minutos de metraje:
"la pistola cae al suelo y el prota no la alcanza por los pelos"