Un puñado de soldados americanos han sido capturados en las Ardenas. Los alemanes proceden con no muy buenos modos a vaciarles los bolsillos. Un prisionero consigue arrebatarles un fusil y abre fuego sobre los captores. Naturalmente, estos responden ametrallándolos a todos. O a casi todos.
En esta escena del comienzo se dan dos circunstancias que lastran decisivamente la cinta. Uno, justificar una de las mayores matanzas de los alemanes. Dos, presentar a estos como soldados incompetentes.
El resto trata de las peripecias de cuatro americanos con un rifle y cuatro balas para cruzar las líneas enemigas y llegar con los suyos, llevando de matute a un engreído inglés portador de información supersecreta. Todo en medio de la nieve y de los bosques.
Lo único original es la presencia de dos misioneros de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días, uno alemán y otro americano que, casualidad, se encuentran en el frente y frente a frente.
Historia bélica carente de ritmo y de chicha, no así de sangre en algunas escenas hemorrágicas. Tema poco original con un rollo de diálogos de "fuego de campamento", y unos alemanes incapaces de capturar a cinco desgraciados que andan por allí muertos de hambre y de frío.
Se salva la emotiva escena de los besos de la señora francesa a los pobres soldados.
Lo demás, poca cosa. Regular solamente.