Gran clásico de Chaplin. Mediometraje precioso, bello. Derrocha ternura por todas partes. Difícil de olvidar, tanto el film en general como la interpretación de Jackie Coogan. Consigue emocionar inevitablemente. El pequeño vagabundo Charlot como siempre entrañable, esta vez en su faceta de 'padre'. En fin, una historia de amor paterno-filial preciosa y excepcional que alcanza unas cotas de dramaticidad extraordinarias (la escena en que se llevan al chico es realmente trágica). Chaplin como siempre colosal. Aunque en mi opinión un escalón por debajo de "Luces de la ciudad", "tiempos modernos" y "La quimera del oro", no deja de ser una obra maestra indiscutible, la primera en la carrera de Charlie Chaplin, que daría paso a tantas otras. No se te quita la sonrisa de la cara durante la hora escasa que dura la película, algo generalmente difícil, salvo para este gran realizador.
PD: sorprendente el que no triunfara Jackie Coogan después, ¿no?