Uno de los clásicos por antonomasia de la factoría Disney que en apenas hora y cuarto ofrece todo lo que cualquier rapaz espectador espera en una película de esta índole: una princesa de perfectísima voz, belleza insuperable e inteligencia desconocida; un príncipe de color azul desteñido con buen ojo para casarse con quien debe sin saberlo; unas insoportables hadas nulas haciendo planes y culpables de todo lo malo que pasa en la película; y una incomprendida bruja de nombre premonitorio cuyo mayor defecto es no tener criterio a la hora de contratar esbirros.

Bromas al margen, y teniendo en cuenta los tiempos que eran, este titánico largometraje es un logro de la animación, visualmente deslumbrante, lo cual maximiza su formato super panorámico, y con una espléndida banda sonora. De hecho llevarlo a cabo casi supone la ruina de los estudios, pero acabó dejando para la posteridad una adaptación icónica de un mítico e hiperversionado cuento.

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