Ese fino y elegante estilista de la tensión llamado Ti West aparca lo sobrenatural que tan tibio resultado le dio, para mi gusto, en la aun así interesante “Los huéspedes” (2011), para retornar a esa tensión basada en el realismo de la pluscuamperfecta “La casa del diablo” (2009). Solo que ahora lo hace en clave de dramático «basado en hechos reales». En “The sacrament” el cineasta de Delaware vuelve a generar tensión sostenida, miedo y, finalmente, horror crudo desde lo cotidiano, con una suerte de buen mockumentary found footage inspirado en la tragedia sectaria acaecida en Jonestown en 1978.
Un periodista recibe una carta de su hermana, que lleva largo tiempo conviviendo en una apartada comunidad religiosa llamada Eden Parish. Con la excusa del reencuentro, este y otros dos compañeros del medio de comunicación para el que trabaja, se desplazan al lugar para hacer un reportaje. A partir de ahí Ti West comienza a crear su clásica e inconfundible atmósfera de incertidumbre continua. Un in crescendo en tres actos guiado por un magnífico villano que, inevitablemente, funcionará más y mejor si eres ajeno a lo acontecido a finales de la década de los setenta, como era mi caso. Si por el contrario conocías los hechos, seguramente funcione un poco menos el producto.
Para mi el mayor defecto de “The sacrament” es que, tanto al film como a Ti West, se les nota en demasía que el found footage les sobra. El subgénero de metraje encontrado no es un estilo lo que se dice cómodo para el espectador. Requiere una pizca más de esfuerzo por su parte. Así que considero indispensable por parte de los encargados del producto en cuestión dar la impresión de que dicho formato es, en todo momento, necesario. Aquí al director no lo he visto muy compenetrado con el found footage, en cuanto podía prescindía de sus señas de identidad. Y ademas, creo que alejarse de ese estilo le habría beneficiado al film lejos de perjudicarle.
En resumidas cuentas, Ti West prosigue en “The sacrament” su estupenda proyección. Un cineasta siempre por descubrir para la mayoría, y el cual nunca me canso de recomendar.