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Sao Tome and Principe Sao Tome and Principe · Villacanicas del Hoyo
McCunninghum rating:
10
Film noir. Thriller. Mystery Low budget director Edgar G. Ulmer cemented his reputation with this downbeat film noir masterpiece. It has since inspired countless filmmakers. The use of minimal sets and rear-screen projection gives a feeling of a claustrophobic nightmare as Al (Tom Neal) a down-and-out piano player, hitchhikes from New York to Los Angeles in order to be with his singer girlfriend (Claudia Drake). Fate has other plans for Al when he steps into the ... [+]
Language of the review:
  • es
July 18, 2011
8 of 14 users found this review helpful
(viene de "Viaggio in Italia", de Roberto Rossellini)

Pero tomemos el medio de transporte y cojamos un desvío, que nos llevará un poco más atrás en la historia. Marcha R. Nueve años atrás. Rossellini también instauró, por aquel entonces, una época: la edad del silencio ("Roma, citta aperta" (45) y en adelante). Pero lo que en esta historiografía del coche-cinematógrafo nos inquiere nos es ningún filme de Rossellini.
Hito en la posibilitación del cine low-tech y de serie-b, "Detour" (45) fue llevada a cabo por el exiliado Edgar G. Ulmer con un presupuesto verdaderamente exiguo y apenas tiempo de rodaje (ni espacio). La idea básica (como la de Roberto) se convirtió en arquetípica. Sin lugar de rodaje, el coche apareció como la solución al enigma: centro de la película, ésta se desplegó allí donde la llevaba el coche, iniciando una suerte de género iconoclasta: la road-movie que no lleva a ninguna parte. Elemento fun(da)cional de la estética moderna: work in progress, deriva y proceso. Subirse al carro... y adelante. Ésta será también la trama principal de otro hito de la modernidad fílmica (aquí americana): "Carretera asfaltada en dos direcciones" (71), dirigida por Monte Hellman en el 71 (ver mi textículo ad hoc = http://www.filmaffinity.com/es/film432335.html). En ese mismo año, el enfant terrible y cocainómano Steven Spielberg dirigía su primera película siguiendo la máxima germinal, pero añadiendo un dantesco camión homicida y dejando a la chica al otro lado del teléfono. Todas demuestran, como si fueran empíricos escolios al axioma epifánico-godardiano, que para realizar cine (o llevar a término "obras maestras", si se quiere), no se necesita gran cosa. Aquí en Detour, de hecho, la chica es el final del camino y el viaje, muy precisamente.

(continúa en "Rendezvous", de Claude Lelouch)
McCunninghum
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