La factoría Marvel está de moda, de eso no cabe duda. Entre eso y la falta de ideas de la fábrica de los sueños, no nos podemos extrañar de que cada año nos lleguen al menos dos aventuras de estos personajes comiqueros con los que algunos crecimos. A mí esto me encanta porque en mi infancia era un poco friki de lo que entonces llamábamos tebeos (término que ahora ha sido sustituido por el más glamuroso "cómic"), pero hay que reconocer que se han hecho unos pestiños más que considerables y que algunos héroes no deberían haber salido jamás de la viñeta. No es este el caso de Thor, aunque en un principio así lo parecía.
Me explico: Thor es, sin duda, uno de los personajes más carismáticos del universo Marvel, pero uno de los menos conocidos (no es Spiderman ni Hulk); de la misma forma, su universo es de los más difícilmente adaptables al cine (un dios desterrado en la Tierra, ¡Uf!) y si a esto le añadimos la elección cuando menos extraña del director para llevarla a cabo, había razones más que suficientes para la duda. Pero al final la empresa salió airosa.
No se trata de una gran película, es cierto, pero tampoco se puede decir que es mala. Es muy entretenida y Branagh, que se da cuenta de dónde está y los terrenos que pisa, no exige más al espectador de lo que este está dispuesto a dar, que no es más que dejarse llevar por la aventura. El universo de "Thor" se explica de forma sencilla y esquemática, sin gastar demasiado tiempo para entrar en faena; y Kenneth Branagh se descubre como un buen director de escenas de acción ya que rueda algunas bastante espectaculares, demostrando que tiene oficio.
El reparto ayuda al conjunto: Chris Hensworth, a pesar del tinte de pelo y barba, está cachas y puede pasar por Thor, otra cosa es que pueda hacer del Dr. Donald Blake; Anthony Hopkins aporta enjundia al proyecto, como Rene Russo; Natalie Portman puede hacer lo que le venga en gana aunque el papel se le quede pequeño (hasta con camisa de leñador está guapa), pero la sorpresa es Tom Hiddleston, que está fenomenal como Loki y hace que estemos desando verlo en "Los vengadores".
En definitiva, que la cosa pintaba mal: un dios con un universo muy particular, casi invencible (así es muy complicado hacer una trama "creíble") y un director curtido en Shakespeare, hacía presagiar que nos encontraríamos ante otro patinazo como "Hulk", pero no ha sido así y no es poco.