Situacoones que rozan siempre lo inverosímil protagonizadas por personajes con menos profundidad en el relato que un plato llano colman esta sucesión de historias que por separado parecen un anuncio de refresco de cola y juntas no conforman ni mucho menos una buena película. Pero sobre todo es el tono general forzado lo que te impide creer pese a ver. Lo único que me ha gustado ver, y en eso también se falta a la verdad, es Barcelona sin ser víctima de la gentrificación y el turismo.