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antonio lopez herraiz rating:
4
Action. Comedy To work off his tarnished driving record, a hip taxi driver must chauffeur a loser police inspector on the trail of German bank robbers.
Language of the review:
  • es
February 15, 2023
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Antes que él pusieron el taxímetro una nómina tan dispar como Mariano Ozores & Jose Luis Sáenz de Heredia, Jim Jarmusch, Martin Scorsese o Carlos Saura (cuatro de ellos en una de sus mejores películas, el cuarto en un pifostio esperpéntico). 17 años de retiro después de darse una hostia en un accidente de enduro fueron tiempo suficiente para que la publicidad (paradójicamente también de varios anuncios de Peugeot, el auténtico gran protagonista de la función) empujase a Gérard Pirès a inaugurar su segunda y última etapa en la pantalla grande aunando otros comodines ya presentes anteriormente (aunque no revueltos) en su curriculum: crimen, comedia, erotismo y persecuciones a motor.
Al frente del tablero, Besson coloca tres fichas que reutilizaría de manera conjunta un par de veces más: Samy Naceri -otro que ya se las traía también con los siniestros al volante, lo atestigua su cara-, Fredéric Diefenthal y una aspirante a estrella emergente que tras 25 años ya no necesita que la presenten fuera de Francia: Marion Cotillard.
Emm... a todo esto, Cotillard nunca ha tenido una cara que pase desapercibida, pero es que aquí rompe todas las varillas de medición. Es la primera vez que una persona me parece antinaturalmente guapa.
Y eso que se supone que el "gancho pibonazo" es la modelo y actriz Emma Wiklud, otra fija de la saga junto a Gerard Farcy en el cliché de Europacorp del comisario bufón.
Porque produce y escribe Luc Besson, así que ya sabemos qué toca: ni un segundo de tregua al aburrimiento. Traficantes de armas, taxistas, policias y repartidores de pizza sueltos por Marsella. Lo típico.
Tuvo un remake más regulero (más incluso) con la supermodelo Gisele Bundchen, el fantochillo de Jimmy Fallon y Queen Latifah reemplazando al Adam Sandler argelino.
Distraidilla, pero no como para que me enganche a tragarme el resto de la pentalogía. Y eso que tengo las tragaderas muy anchas.
Obelix se equivocaba: no son los romanos los que están locos. No su público, al menos.
antonio lopez herraiz
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