El origen de los guardianes es una de esas películas que alcanza en algunos momentos a los gigantes de la animación. El único problema que tiene es que su emotividad se centra demasiado en los niños, y no es un mensaje que vaya a calar tanto en los adultos como ocurre en otras películas.

Pero no hay que confundirse, porque no estamos ante una película para niños. Peter Ramsey hace una cinta llena de épica y en ningún momento tenemos la sensación de estar ante una película infantil a pesar de tener el reparto de personajes que tenemos. La idea es tan simple que parece mentira que no se haya hecho antes, con ese hombre del saco que parece el Hades de Hércules y ese ejercito de seres imaginarios que tantas alegrías nos han dado y nos dan desde pequeños.

Tiene el mismo mal que todas las películas de animación, que una vez han pasado los primeros cuarenta minutos te ves venir absolutamente cada una de las escenas posteriores. Eres consciente de que va a haber coqueteo del protagonista principal con sentimientos oscuros, también sabes que va a haber un punto en el que parece que todo está perdido, y por supuesto serás capaz de resolver el final y los protagonistas inmiscuidos en él.

Peter Ramsey demuestra que es posible hacer una película emotiva y poderosa a pesar de que su interior está demasiado visto. Puede que esté pensado para fiestas más navideñas con todo el tema de la nieve y Papa Noel, pero la verdad es que es una película que practicamente se disfruta igual en invierno que en verano.