Soderbergh ha querido jugar a virtuoso y se queda en habilidoso prestidigitador. Quiere saltar del cine-denuncia al thriller y todo nos devuelve el eco de Atracción Fatal aunque esta película no va de nada de eso. Y eso es lo que le recrimino: no quedarse a ninguna carta y marear al espectador en una historia bastante topicona de principio a fin y alto tramposa.

La película técnicamente es muy correcta y los actores realizan unas interpretaciones funcionales al servicio de la historia. De ahí que salve con aprobado raspado esta película.