Todas las personas que me conocen saben que soy un gran fanático del wrestling. Es una disciplina que mezcla teatralidad, espectáculo, golpes, personalidades, en fin, un sinnúmero de cosas que me entretienen mucho; por lo tanto me acerqué a esta película por obvias razones.

Sin embargo, lo que terminé contemplando me dejó absolutamente devastado. Aquí se retrata el lado oscuro de la lucha libre profesional, lo que hay detrás de toda la parafernalia que el público demanda. Es una historia de perdedores, de personas que solo encuentran satisfacción en lo único que saben hacer bien y que de alguna forma eso a lo que se dedican no llega a ser comprendido por el resto de la sociedad. La interpretación de Mickey Rourke es tan demoledora, tan humana, tan realista que llegas a sentir todos los golpes que recibe en su día a día, bien sean dentro del ring o sobre todo los que recibe fuera del cuadrilátero, sin duda alguna los que realmente duelen.

Aronofsky narra con maestría la desgarradora historia de Randy 'The Ram' de una manera tan realista que logra que palpemos la decadencia de un hombre que renunció a su familia en su día por seguir su carrera luchística y que ahora trata de redimirse tras sufrir un infarto que le impide luchar de nuevo. Ganadora del León de Oro en el Festival de Venecia, este film conjuga una historia dura y conmovedora a la par de unas interpretaciones soberbias y un final que es simplemente espectacular.