Es un mini-régimen político y social, una pequeña pompa dentro de la gran burbuja, encabezado como suele ser habitual, no por el más sabio ni el que profese su amor hacia la humanidad; si no, como "buen dirigente", alguien carente de escrúpulos y filantropía pero, en contrapartida con una buena dosis de egoísmo. Aquí la bellísima nieta de Priscilla y Elvis Presley ( Riley Keough), encarna lo despiadado de un "normal" sistema hipercapitalista; rodeándose de súbditos, que bajo su cruel lupa, pasan la criba por ser ella su cuasi última alternativa.

Tengo que decir que me emocionó el instante en el que Star y Jake se conocen (Enorme Shia y sorprendente y maravillosa Sasha); era cruel que esas miradas muriesen sin habitar mas tiempo en pupila ajena. Preciosa canción de Rihanna; era casi obligatorio enamorarse.

Decir de ellos dos, que tan solo querían vivir un poquito mejor; pero Jake dejó jirones de alma en su camino y ahora vive en carne viva y con miedo a perder su estatus como ministro de todo y emisario de nada.

Dicen de los niños índigo, que son diferentes: que no les gusta hacer cola en el super, no obedecen, cuestionan la autoridad...pero son reales, no tienen miedo, ni son desconfiados, se sienten diferentes, son inteligentes, muchas veces "inadaptados" buscan la felicidad interna y vienen para cambiar el sistema..si es que el sistema no los cambia antes.
Cuántos niños hay así en esta pseudo- secta?
Más de los que parece.

Pero, yo veo en Star la más pura; la candidez, la sensibilidad y el desconcierto de una niña índiga, renunciando al círculo al final, y sumergiéndose en unas aguas del mismo color que su aura.

Ojalá el día amaneciera azul para todos.