Me gusta el título "Calor y reses" que ha puesto alguien por ahí a su crítica. Cuando la ví por primera vez, a los catorce años, no sabía que era de terror. De hecho me perdí el principio (donde sale el cadáver en la cruz) porque tuve que bajar a comprarle tabaco a mi padre. Así que empecé a ver a unos tipos y tipas en una camioneta, el calor de aquel lugar con aquellas imágenes intercaladas del matadero, el tipo raro que sube a al camioneta... no sabía de qué iba, pero algo se estaba cociendo, y me mantenía en vilo. Luego vino el martillazo en la cabeza, de repente, y esa fue la imagen de la historia del cine (de la que yo conozco, claro) que más me ha impactado en toda mi vida. Estuve pensando en esa película durante meses, casi obsesivamente, hacía dibujos, quería saber dónde estaba Texas y buscaba en el atlas, intenté hacer cómics, escribir algo similar... cualquier visita al campo me hacía recordar ese ambiente, la hierba seca y amarilla. Esa película me hizo el efecto de ciertos olores que se quedan dentro de la nariz, y todo te huele a lo mismo. O como el amor, para el que todo lo que existe no es más que un escenario triste, alegre, melancólico o excitante, o todo a la vez, según el temperamento del enamorado, alrededor de la persona amada, o todo se vuelve sentimiento de comunión con el cosmos, y hasta la cosa más insignificante, el tapón de una botella, te recuerda a la amada y se torna bello de una manera casi mística, jjejejeje, en fin, esto es un desbarre, pero a lo que iba, el efecto que me produjo se parecía a eso, tenía la película, sus colores y sus olores en la pituitaria del alma. Sé que parecerá raro decir algo como esto sobre una película gore, para mucha gente. Pero es que no es igual que, pongamos por caso, los remakes o las secuelas tan malas, cutres, malolientes, chabacanas, tontas y necias que se han hecho después. No es lo mismo y no hace falta explicarlo.