Éstas es una de esas películas que vas a ver con gran escepticismo esperándo encontrar otro insulso sucedaneo que tras ESDLA proliferaron como cucarachas en nuestras pantallas dejando la mayoría un desagradable sabor de boca. No obstante me decidí a verla viendo el gran plantel actoral que presentaba y la sorpresa fue suprema. Y es que que gran daño han hecho al género fantástico los narnias y eragons.
Stardust es pura fantasía; pura diversión a lo largo de todo el metraje; y, con una historia muy bien construida, recupera el espíritu mágico y aventurero de Willow y la Princesa Prometida. De hecho puedo decir que desde aquéllas, ninguna película del género me había atrapado como lo hecho ésta, con el añadido además de dosis de un humor muy negro que la hacen aún más divertida para el público adulto.

Las actuaciones, memorables, cada personaje parece hecho a la medida del actor que lo interpreta. ¿Quién mejor que De Niro puede representar a un pirata afeminado que se resiste a salir del armario y con reputación de sanguinario? Y es que es único infundiendo respeto y ternura a partes iguales ¿Quién mejor que Michelle Pfeiffer en la piel de una bruja obsesionada por la eterna juventud? Y es que la belleza de la Pfeiffer es mágicamente oscura.

El duo protagonista enamora, y no empalaga. Y las escenas de los hermanos espectros como meros espectadores de los acontecimientos esperando su viaje al más allá, sencillamente magnífico.

En definitiva, muy recomendable. Ojalá sirva para redireccionar el género y hacernos disfrutar más a menudo de la magía del séptimo arte, que al fin y al cabo es para lo que se creó, y los magnates de las productoras parecen haberlo olvidado.