Russell Crowe es un actor carismático que llena completamente la pantalla en cualquier situación, y si está dirigido por Ridley Scott el buen resultado está garantizado. Estos dos puntos fuertes de "Robin Hood" son a la vez su talón de Aquiles ya que te recordará constantemente a "Gladiator". El ambiente, la música, la estética en general y por supuesto Crowe hacen que te acompañe una extraña sensación de "Deja-vu" durante todo el metraje.

Intentando abstraerse de comparaciones, la película es buena por sí misma, y brilla con una bella Cate Blanchett como Marian, un estupendo Oscar Isaac como el malo malísimo Rey Jorge, un fantástico Max Von Sydow, un entrañable William Hurt, un diabólico y conspirador Mark Strong... Todo el elenco contribuye a iluminar la pesada oscuridad con la que está filmada la película, que aunque le da un toque más realista me parece exagerada.

Hay que decir también que Scott se desmarca de las demás películas de Robin Hood narrando los hechos que acontecen antes de que se convierta en proscrito y viva en el bosque de Sherwood, lo que hace la cinta más original y fresca, ya que no lo hemos visto antes. No faltan chascarrillos entre la incipiente "alegre pandilla", peleas de arcos y espadas, intrigas y conspiraciones, romance y un buen final que deja una buena sensación al salir del cine.

No hay mucho más que decir porque la película no tiene nada más, no es ni mucho menos una obra maestra pero cumple con su función de entretener y hacerte disfrutar.