Desde sus títulos podemos notar el estilo del cinematógrafo independiente, el cual, luego, se confirmará a partir del uso exasperado de la profundidad de campo, el juego enfoque-desenfoque ultra recurrente, la cámara en mano, la gama de colores “apagados” y el diseño narrativo minimalista, entre otras cosas.
En los primeros minutos de cinta, un pequeño número de informantes bastará para que sepamos lo más importante de la primera media hora. El resto de este tiempo se rellena con secuencias más bien descriptivas que dan cuenta de la atmosfera familiar y las características de los personajes, de las relaciones entre ellos y de detalles que tienen poca relevancia a la hora de definir hacia donde sigue le historia, pero que juegan en otro terreno, si se quiere, en el de la “expresión”.
Luego de esta riqueza de “atmósferas” y con un poco de paciencia, podemos avanzar a partir de la media hora (aproximadamente) en un film más entretenido, más nuclear y no tan catalítico. En esta parte, la intriga será el valor preponderante y se puede decir que lo consigue exitosamente aunque nunca abandone los planos largos y silenciosos, las imágenes congeladas cual fotografías para contemplar y diálogos -aunque agradables- muchas veces vagos y descolgados.
Hay algo de sátira y parodia que juegan, en una comicidad tenue, con lo intertextual haciendo referencia a Sherlock Holmes. En este punto, donde descubrir un misterio los saca de la rutina de sus vidas, convergen todos los personajes del film y, prácticamente, el argumento mismo.
En lo demás, la película pareciera apuntar a otra cosa, justamente a esa “otra cosa” que no vemos ni esperamos ver en el cine producido por los grandes estudios, a esa cotidianeidad de la vida misma que, en este caso, podría decirse que apunta a la relación hermano-hermana. Con algo de paciencia y sin esperar la lógica y la extrema velocidad de acciones de un film de Hollywood, “Cold Weather” puede resultar al menos interesante.