Prince Avalanche es una de esas películas en las que uno siente que hay un gran guion pero que gradualmente se va desajustando. Los personajes protagónicos (Rudd y Hirsch) trabajan en las carreteras mientras van conversando sobre la hermana de Lance (Hirsch) que resulta ser la novia de Alvin (Rudd). Este último muestra un amor sincero en el que la idealización de la pareja surge con toda su potestad y las cosas se edulcoran de tal manera que Lance solo puede burlarse un poco de la situación, conociendo mejor a su hermana de lo que Alvin conoce a su novia. A partir de ello, parece que se alcanzará una intensidad dramática y cómica efectiva, pero el relato se va cayendo como se va cayendo la ilusión de Alvin.