Si tienes alguna prevención acerca de ver una película del oeste española, olvida este prejuicio. El director, coguionista habitual de Amenábar, no sólo escribe sino que también dirige bien, como se pudo comprobar en Nadie conoce a nadie.

Este película, que no he visto en el cine, revisa la historia y le da un nuevo final; ésta puede ser la continuación de Dos hombres y un destino sin desmerecer; aquella película terminaba con las andanzas de Butch Cassidy y Sundance Kid en Bolivia en una escena final que deja una puerta abierta; esa puerta la retoma el guionista Miguel Barros, suponiendo que ambos escapan a la encerrona del ejército y vuelve con el personaje de Cassidy, encarnado por Shepard, 20 años después. Así, la historia se desarrolla en Bolivia, en el altiplano (en pantalla grande debe ser espectacular) y a pesar de todo ello es un estupendo western. Está contada volviendo atrás y explicando lo que ocurrió, como enlazando con la primera película y los actores que encarnan a ambos bandidos jóvenes y a su novia, enlazan bien con Newman y Redford y Katharine Ross.