Empezamos a verla sin enganche, y de pronto te despiertas enganchado a la apabullante y desgarradora historia. Aparentemente no se observa sufrimiento en la protagonista, pero a medida que pasan los segundos se empieza a sentir más y más pena y compasión por ella. Por momentos la odias por momentos la quieres. Con pocos diálogos, mucha fotografía y una frialdad que se derderrite poco a poco, te llega a afligir, asombrar y a explotar de dolor, asombro y llanto...suave, sigilosa y magnífica. ¡¡¡Qué dolor más ccontenido!!!