Unos científicos estrafalarios, entre la genialidad y la torpeza, unidos por el destino con un implacable militar, se encargarán de investigar un mortal accidente de tren en el que se vieron personalmente implicados y cuyas causas no están claras. Accidente o atentado, religión o ciencia, casualidad o causalidad, estas serán las preguntas de un peculiar grupo marcado por el trauma y la necesidad de respuestas. La obsesión por encontrar un sentido a la tragedia será el nuevo motor de sus vidas, desencadenando una violenta aventura. Entre el drama y la comedia sus personajes recuerdan mucho a los parias de "El Gran Lebowsky", por no olvidar a los bonachones doctores de "Bola de Fuego" de Howard Hawks.

Parece que el cine danés ha recuperado la cordura tras las excentricidades de los años 90. Antiguos miembros del irritante Manifiesto Dogma, como Thomas Vinterberg, se muestran hoy más afines a la ortodoxia. El reciente triunfo de su película "Otra Ronda" en los Oscars es la prueba.

Si "Otra ronda" planteaba, desde el alcoholismo, la apatía vital de cuatro padres de familia, "Jinetes de la justicia" parece seguir la misma senda en su existencial radiografía de la sociedad del bienestar. Al igual que Vinterberg, Anders Thomas Jensen se desmarca como vigilante de las patologías del mundo moderno. Bajo una fachada de entretenimiento y acción el director mimetiza con destreza profundas inquietudes filosóficas. Una búsqueda de trascendencia que pone en duda la capacidad de la ciencia para llenar el vacío dejado por la crisis de la religión.