En el corazón de la selva Lacandona, nace el amor revolucionario y el amor a la revolución. Esta película es el ejemplo del compromiso ético que tienen las comunidades indígenas en el sur de México, que siguen luchando por un sistema económico de producción diferente, por un sistema más solidario que de lugar a la felicidad de las personas que lo conforman.
La película está hecha por amateurs y por ello tiene un frescor e inocencia entrañables. Es además poética y sensible. Se cuenta una historia de amor en la que se ofrece una perspectiva totalmente diferente de los films de EEUU o Europa. Es un amor relacionado con la lucha, feminista, alternativa y natural. Con armonía con el mundo y con los demás. Hay que destacar el optimismo de la película, la alegría de vivir que transmite, el sentido que tanto se anhela en los países "desarrollados". Hay que añadir también la banda sonora, muy interesante.
A la hora de valorar una película así sin duda hay que examinar el contexto y el transfondo, este largometraje sirve para transmitir lo que hacen esas comunidades indígenas que se proponen como alternativa seria al egoísmo, a la competencia, al abuso de autoridad, y que resisten como ejemplo de solidaridad, de realidad, de colaboración, de alegría, de comunidades de buen gobierno. Mucho tiene que aprender nuestra sociedad de tales comunidades y por tanto tengo a la película como un referente de lo que debe ser una organización del ser humano más ética y políticamente justa.