Merlí es el ejemplo de la unión de dos conceptos incompatibles: la filosofía y el éxito comercial. Tarde o temprano el segundo acaba anulando al primero. Se creieron los abanderados de la filosofía para jóvenes, mientras la reducían a su más ridícula expresión.

Así es, si dejamos a un lado el hecho de que el porcentaje de contenído filosófico en cada capítulo es de un 7% (y el 93% restante es puro salseo adolescente), la filosofía está sin duda al servicio del salseo, ya que los conceptos filosóficos meramente explicados en clase tienen como fin dar una lección a los alumnos sobre cómo conllevar sus problemas de jóven hormonado.

Aunque los actores sean buenos, no tienen la culpa de interpretar personajes tan clichés: es lo que yo llamo el síndrome de Gemma Lienas, una autora catalana que escribe novelas para adolescentes si conocer a los adolescentes. Por culpa de este síndrome, los personajes de Merlí rozan la estupidez por el hecho de que sólo muestran de forma accentuada una parte de la personalidad de un adolescente, lo que los convierte en clichés, personajes tópicos. Encima, sus intervenciones en clase son más propias de un alumno de tercer de ESO que de primer/segundo de bachillerato. La culpa es sin duda de los guionistas, entre los cuales no hay nadie con estudios de filosofía.

El personaje de Merlí es sin duda el más incomprensible: los guionistas pretenden hacer-nos creer que es un personaje flexible, astuto, inteligente, que entiende a los jóvenes y que por ello se gana su confianza, cuando en realidad parece más un jóven liante, populista, que se gana a sus alumnos diciéndoles lo que quieren oir (sacando el tema de la política y la corrupción más de una vez para ganarse su audiéncia), y que no duda en infringir las normas del instituto e incluso normas éticas y morales que cualquier persona con dos neuronas en su cabeza debería respetar. No duda en meterse en la vida privada de los profesores, los alumnos, y influenciar a sus presas a su agrado. Y aunque lo haga por una buena causa, está rompiendo las normas de convivéncia mínimas entre alumnos y profesores.
Sin entrar en más detalles, los personajes són immaduros, tópicos, crean situaciones de conflicto sin sentido, porque, sin duda, el conflicto vende.

Señores guionistas de Merlí, si quieren hacerme ver una série de salseo adolescente, llamadla "En éste instituto hay salseo con todos y entre todos", y no "Merlí, la filosofía te pondrá", título pretencioso a más no poder. Esta série no hace ningú favor a la filosofía, más bien la ridiculiza.

Por cierto, tengo 19 años, soy jóven, y no por ello no me considero tán estupido como Merlí nos quiere hacer ver. Los jóvenes no somos estúpidos.