Nueva película del director de The Chaser y The Yellow Sea que regresa al cine después de varios años con un atmosférico thriller que se atreve a entrar en los terrenos del terror y del fantástico para criticar, de manera alegórica, la xenofobia del pueblo coreano debido a la ocupación japonesa durante prácticamente la mitad del siglo pasado.

De ritmo inicial algo lento y con un curioso sentido del humor, el filme peca de un exceso de duración como le ocurre a prácticamente toda la filmografía surcoreana, pero el tercio final es sencillamente brillante y escalofriante.


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